sábado, 28 de febrero de 2009

FITZGERALD Y LA MITOLOGÍA DE LOS FUEGOS FATUOS



FITZGERALD Y LA MITOLOGÍA DE LOS FUEGOS FATUOS
(Por Gina Martínez-Vargas Araníbar)

Entre los llamados escritores de la Literatura del Siglo XX o grandes escritores norteamericanos de la llamada Generación Perdida, están aquellos que vivieron en París desde la Primera Guerra mundial hasta la Gran depresión. Fueron muchos, pero los más destacados fueron cinco escritores que a un mismo tiempo estuvieron involucrados con la armada y muy cercanos a la Primera Guerra Mundial, Fitzgerald, Hemigway, Faulkner, Steinbeck y Dos Pasos. Ellos estuvieron muy influenciados por aquella época del desenfreno, el Jazz y los excesos, como también vieron llegar la gran decadencia y el Crack de 1929 en la economía norteamericana, causante de la gran depresión, con grandes quiebras en los bancos y grandes fraudes y donde ya sobresalían nombres como los Rotchilds y los Rockefellers en la década de los años 20’ y el tráfico de alcohol de entonces en Norteamérica.

Una de las parejas de apariencia perfecta a quienes acompañó en un principio el glamour y el éxito fueron Scott Fitzgerald y Zelda Sayre, una pareja que se conocío en un baile en Alabama y parecía tenerlo todo, talento, belleza, y despúes reconocimiento de los sectores intelectuales y el ámbito del cine hollywoodense. Ellos estuvieron juntos en las épocas muy buenas y esplendorosas del Jazz, la fama, el despilfarro y también fueron víctimas de su propio éxito y desenfreno, cuando vino la debacle y la gran decadencia del hundimiento físico y moral de sus propias vidas. El terminaría alcoholizado y ella recluida en una Clínica psiquiátrica.

Zelda Sayre se correspondía al modelo de una flapper o mujer moderna de su tiempo, desprejuiciada, atrevida y mundana a un mismo tiempo, y fue quien deslumbró a Fitzgerald y con quien decidió casarse en la iglesia de Sant Patrick de Nueva York en 1920. Él recrearía el modelo prototípico de Zelda para sus novelas.

Estando en el servicio militar ya tenía el borrador de su exitosa novela “A este lado del Paraíso” a la que llamó inicialmente “El Egoísta Romántico” que se publica en 1920. Su segundo libro “Hermosos y Malditos” ve la luz en 1922, retrato de una sociedad hedonista, donde la belleza y la fortuna son elementos pasajeros y fugaces; después escribiría su tercera novela a la que llamó inicialmente “El Curioso Caso de Benjamín Button”, que más tarde transforma e incluye en “Historias de la Éra del Jazz” que se publica en 1922 y es un éxito de crítica y de público. Esta obra ha sido llevada al cine en el 2008, dirigida por David Fincher y protagonizada por Brad Pitt . Después vendría su más importante novela según los críticos y entendidos: “El Gran Gatsby” que se publica en 1925, novela de la que apenas se vendieron 24.000 ejemplares, que logró ser recién reconocida en los años 50 y alcanzar un renombre póstumo. Posteriormente escribe una novela que refleja su propia vida con Zelda, “Suave es la Noche”, que se publica en 4 entregas en el “Scribner’s Magazine” en 1934. Escrita en sus épocas más oscuras y decadentes, donde se hicieron patentes sus apremios económicos y sus agudos problemas con el alcohol. Ésta fue en verdad la última de sus novelas que terminaría en vida.

De sus más de 150 cuentos Fitzgerald selecciona 46 para publicarlos en 4 libros: “Jovencitas y Filósofos” (1920); “Cuentos de la Edad Del Jazz” (1922); “Todos los hombres Tristes” (1926); “Toque de Diana” (1935). Cuentos que también fueron publicados inicialmente en “The Saturday Evening Post”. Más tarde escribe guiones para el cine en Hollywood.

Zelda Sayre nunca quiso quedarse atrás y escribió emulando a Fitzgerald, pero jamás logró alcanzar su fama, ni su exquisito estilo y fina sensibilidad. En 1930 ella escribe su novela autobiográfica: “Concédeme ese vals”, hecho que enfurece a Fitzgerald y escribe en represalia una publicación basada en las cartas de amor de Zelda. En su vorágine de vida desenfrenada Zelda se enreda en amores con su profesora de danza Egorowa, mientras sospecha a su vez que Scott mantenía una relación homosexual con Hemingway y le reprocha sus borracheras y sus ausencias. Nancy Milford diría de Zelda: “Era la chica americana que vivía el sueño americano y ese sueño llegó a enloquecerla”. Zelda, que aún sobrevivió a Fitzgerald, durante 8 años más, diría a su vez sobre su amor con Fitzgerald: "Nuestro delírio nos unía, la lucidez nos alejaba".

Scott Fitzgerald y Zelda Sayre dejan su hogar en Long Island en 1924, para vivir en Europa en la Costa Azul francesa y París, y no retornarían a Estados Unidos, sino ya definitivamente en 1931. De sus años juntos y de felicidad nacería su única hija, ambos escribían y se dedicaban a los excesos del alcohol, fueron años de felicidad, de glamour, de fama, despilfarro, ambición y también de una vida llena de conflictos, comportamietos erráticos, infidelidades, decadencia y depresiones mutuas. A partir de allí Zelda es diagnosticada con trastorno bipolar y esquizofrenia y se la interna en el Psiquiátrico de Highland Mental Hospital de Asheville de Carolina del Norte, lugar en donde fallece junto a otras 8 personas en un fatal incendio en 1948.

Los episodios de la existencia de Zelda Sayre y su tumultuosa vida junto al escritor Scott Fitzgerald , se empezará a rodar para el cine en abril próximo con el título del segundo libro de Fitzgerald, "Hermosos y malditos" (1922), bajo la dirección de Nick Cassavetes y los guiones de Hanna Weg. El rol protagónico de Zelda estará a cargo de la bella actriz Keira Knigthtle. Otro hecho que exalta la vida de Zelda es "Alabama Song", novela del escritor Gilles Leroy, premiado con el prestigioso Premio de las letras francesas, el Goncourt de novela, en la cual hace una biografía imaginaria de Zelda Sayre, esposa de Fitzgerald, contada en primera persona y la complicada vida de éstos, en los años del glamour de Hollywood y su centelleante y efímera felicidad envuelta por las sombras.

Scott Fitzgerald fallece un 21 de diciembre de 1940, de un ataque al corazón, en el departamento de su amante hollywoodense, Sheila Graham, arruinado, deprimido y olvidado. Dejó sin terminar su novela “El Último Magnate”. La recopilación descarnadamente desgarradora y hermosamente desdichada y honesta sobre lo que fue su estrepitosa caída, la reunió Edmund Wilson en “El Crack-Up”, publicado en 1945, en donde el propio Scott diría: “Toda vida es un proceso de demolición”…

Barcelona, 26 de enero de 2009.