martes, 14 de abril de 2009

LA PSICOPATOLOGÍA EN EL ARTE

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PSICOPATOLOGÍA EN EL ARTE
(Por Gina Martínez-Vargas Araníbar)

En el arte como en la literatura hay vestigios profundos que se plasman en ciertas obras de arte. La pintura, la literatura, son donde más se destaca esta característica. En los dominios de la psicología mórbida el arte y la ciencia se dan la mano también. Un valor estético es canon de belleza extraído de la experiencia, al igual que un canon lógico es un canon de verdad.

Hay grandes estudiosos que hicieron profundas y sesudas investigaciones sobre la psicología mórbida, caso de Morel, Charcot, Mudsley, Ribot, Lombroso, Morselli, Jenet. No obstante, la pasión y la locura muchas veces están más acentuadas a veces en la obra de arte que en la realidad misma.

Tenemos grandes escritores que han maxificado y potenciado en sus obras, profundas características mórbidas y psicopatológicas en sus personajes, como al gran dramaturgo Shakespeare por excelencia, quien no sólo ha hecho una gran pintura de los caracteres humanos, sino que puede ser exaltado como un gran Maestro de este género de caracterizaciones. Obras suyas como Macbeth, Hamlet, El Rey Lear, Otelo, profundizan e interiorizan el gran drama humano que consume al hombre de todos los tiempos. El Rey Lear, suscita una gama diversa de sentimientos encontrados, antes viejo, vanidoso y autoritario, sensible a la adulación de sus hijas Gonerila y Regana, y ante la sencillez leal y respetuosa de su hija más noble Cordelia. Él querrá conservar la autoridad después de perder el trono, preferirá no obstante la zalamería hipócrita de sus dos hijas, a la verdad leal que viene de labios de Cordelia. Hay una gran belleza estética en el personaje de Lear como uno de los arquetipos psicopatológicos más firmes de la historia literaria.

En Hamlet, su rasgo clásico es la abulia, su idea fría obsesionante es vengar la muerte de su padre, tiene el humor negro con vagas ideas de suicidio, cree que la vida es insulsa y sin encantos, indigna de ser vivida, su reacción frente a la realidad es puramente intelectual, pero desorientada. Duda permanentemente de sí mismo y hasta de su propia obsesión. Desconfiado y cauto, sospecha siempre algo terrible, suspicaz y astuto; con estallidos de antipatía, ira, es cínico a veces, más bien que delirante sistematizado, se nos presenta como un psicasténico de cuya complejidad mental fluye el extraordinario secreto de su poesía.

Otelo y Macbet, llegan a la locura por vías divergentes: la pasión de los celos y el terror del arrepentimiento. Macbeth, con la ambición del mando, sufre la tragedia terrible, su mujer lo empuja al crimen con palabras irresistibles, se prepara la tragedia psicológica que culmina con el asesinato del rey. Una lucha angustiosa desgarra a Macbeth, entre la obsesión del poder y el reproche de su conciencia, partiendo en dos su mente y su corazón, en un verdadero desdoblamiento de su personalidad, después le asaltan las dos alucinaciones de su sombra de Banco, cuando padece vértigos que hacen presuponer es epilepsia. Allí está también la figura no menos mórbida de Lady Macbeth, que con escenas de sonambulismo, se denuncia y se traiciona a sí misma, reproduciendo las escenas del tremendo delito, sin embargo la inequívoca locura del rey Lear y su derrumbe psíquico es más brusco que el de Macbeth y Hamlet.

Hedda Gabler es otra obra de teatro apasionante del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, se la presenta con una pasmosa lucidez, sin presentar los síntomas fundamentales, sin alucinaciones, con una lógica rigurosa, percepción normal, con una mentalidad neurópata de las histéricas y los amorales, los obsesionados y los psicasténicos, un mundo poblado de personalidades mórbidas, que no adaptan su conducta al medio social en que viven, pero cuyos actos no imponen aún reclusión en un manicomio. Su lucidez e inteligencia puede exceder a la de sus parientes y amigos. Piensan bien, pero quieren mal y el peligro y desequilibrio está en su vida afectiva y de la voluntad.

Hedda Gabler vive tiranizando y afligiendo enfermizamente a todas las personas que están obligadas a soportar su convivencia. Hedda, es una desequilibrada, tiene caracteres psicopáticos de la mujer delincuente, tiene inclinaciones abusivas y despóticas; como hija de General, es así mismo fuerte y masculina, se esfuerza por mostrar una indomable voluntad viril. Hedda, era una deficiente moral, aplica desde la escuela, pequeñas violencias y vejámenes mortificantes . Antes de perder la virginidad deserraja un pistoletazo al audaz Erberto. Se casa sin embargo más tarde con Jorge Tesmann, quien se equivoca suponiendo que su carácter minado por la neurosis podría modificarse por la ternura y la maternidad. Ella se irrita por las más leves contrariedades, todas las personas la estorban, nada la complace, ella goza haciendo sufrir a los demás. Le incomoda la felicidad ajena, conspira contra la tranquilidad de todos, poniendo en sus palabras una gota de veneno. Es simuladora, casquivana, inestable, su conciencia moral es más voluble que su temperamento. La histeria suele ser una enfermedad sentimental. Hedda Gabler me recuerda algo a la señorita Amelia, personaje virago y masculina de Carson McCullers en “Balada del café triste”, que adquiere una resonancia interior profunda e intimista, aunque menos cruel y vencida por el amor.

Se cree que Ibsen ha recogido en sus obras algunos análisis psicológicos más perfectos, como Zola, Balzac, Daudet, Dostoievsky, es así como se han forjado algunos caracteres que parecen representativos y simbólicos de todo un género, conciliando lo real y lo ideal, en forma de equilibrio estético que satisfacen al mismo tiempo un deseo de verdad y el anhelo de perfección. Los personajes de Ibsen han sido estudiados por Geyer.

La eximia obra “Don Quijote de la Mancha” de Cervantes, es otro ejemplo de una locura con chispazos de una gran lucidez e ingenio. Esquirol lo denominaría monomanía caballeresca y delirios sistematizados. “Del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”, en Quijano que estaba predispuesto, fallaba algún resorte mental. En el Quijote no hay desmedro de su personalidad moral: “Lo que hablaba era concertado, elegante y bien dicho y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto”, un acceso maniaco y alucinatorio. Vila-Matas lo definiría en clave de humor como "el hombre que murió de cuerdo".

Los tipos criminales en el arte y en la literatura han sido estudiados por Ferri, Maus, Lefort y Alimena; los alienados por Ireland, Porena y Regis. Los Delincuentes aristocráticos que actúan en las obras de Balzac, Lematrie, Zola, Ibsen por Schiller. El médico Schure ha estudiado y analizado la lucha entre sentimiento y voluntad en algunos tipos de Ibsen y Maeterlinck. Hay valiosas notas de Sciamanna, Sighele y Ferri, sobre los tipos alocados y delincuentes de las obras de D’Annuzio. Esto en cuanto a la psicopatología individual. La psicopatología colectiva ha sido expuesta por Taine, Sighele, Tarde, Le Bon, Rosi, estudios entre lo psicológico y lo sociológico mas bien.

Barcelona, 28 de Noviembre de 2008.