LOS ESCRITORES ESOS MANIÁTICOS
(Publicado el Viernes, 20 de Febrero del 2009 por Isabel Mallén)
La creación literaria no se explica con reglas, costumbres o tal vez manías a la hora de escribir, sin embargo, están presentes en escritores de todo el mundo.
¿Qué estímulos ayudan a desatar la imaginación?…Algo común que recomiendan es leer novelas cuando se está escribiendo pero, a veces, cuando las musas están de vacaciones, sientes curiosidad de ver cómo se las arreglan algunos para que no decaiga la inspiración.
Y encuentran cosas curiosas, como por ejemplo:
“Yo camino y corro mucho. Creo que el cerebro se oxigena mejor”.
“Cuando retomo mi novela, para no distraerme, me premio al final con algo que me guste”.
“Después del desayuno, escribo primero a mano para después pasarlo al ordenador y así ir repasando lo escrito”.
“Escribo de madrugada, cuando se han ido todos a la cama y estoy tranquila”.
Porque otra característica que requiere la escritura es la soledad.
Cuando leo que a Claudio Magris le gusta la soledad de las cafeterías, una soledad bastante peculiar; me explico la espléndida definición que hace de las mismas en el libro “Microcosmos” y ante la pregunta dice: “La cafetería es un aislamiento especial, es el sitio donde la soledad se verifica en medio de los demás“.
Como J. K. Rowing que empezó a escribir su famosa obra “H. Potter” en la cafetería de su barrio, pero por otro motivo, el de que su pequeño hijito estuviera caliente mientras dormía.
Marguerite Duras se llevaba el bar a su escritorio y simplificaba la inspiración con una botella de whisky a su lado.
Fédor Dostoievski escribía compulsivo, de día y de noche.
Borges se metía en la bañera por la mañana y meditaba sobre si lo que había soñado valdría para un poema o relato.
Carlos Fuentes siente cómo lo posee el alma de su difunto hijo a la hora de escribir.
Cortázar escribió “Rayuela” totalmente poseído por sus personajes, perdida la noción del espacio y el tiempo.
Isabel Allende hace conjuros antes de ponerse a escribir. Tiene fetiches y comienza siempre sus novelas el 8 de Enero.
Saramago solo escribe dos folios por día, y ni una línea más.
T. S. Eliot escribía sólo un par de horas porque a la tercera hora, pensaba él, ya no estaba inspirado.
Thomas Mann le leía lo escrito a toda su familia y le pedía consejos.
Antonio Tabucchi sólo escribe en cuadernos escolares.
Neruda lo hacía con tinta verde.
Hemingway con una pata de conejo raída en el bolsillo.
Gabriel García Márquez necesita estar en una habitación con una temperatura determinada. Debe tener en su mesa una flor amarilla, de lo contrario no se sienta a escribir. Y siempre lo hace descalzo. Si no está inspirado, no escribe absolutamente nada.
Señala que su maestro fue Hemingway. La lección que aprendió del narrador norteamericano fue ésta: “El descubrimiento de que el trabajo de todos los días sólo debe interrumpirse cuando ya sabes cómo reanudarlo al día siguiente“.
Francesco Piccolo profesor de la Universidad de Roma, escritor y guionista de Nanni Moretti, en su libro “Escribir es un tic” exprimió el anecdotario y sacó ritos y manías de escritores de todos los tiempos.
(artículo aparecido en : http://www.literaturate.com/los-escritores-esos-maniaticos/)
(NOTA: Yo le respondo a una amiga, porqué pongo a veces en mi blog escritos de otros escritores también:
Porque nos enriquecemos todos mejor así, porque no tengo un afán de protagonismo imperante y absoluto, porque deseo aportarles a otros lo mismo que otros escritos de otros, me aportan a mi misma, porque las visiones de otras ópticas nos dan también otra vertiente de entendimiento y porque nadie tiene la verdad absoluta, porque puedo ser útil también de otros modos indirectos en mi blog y dejar mis egoísmos particulares. Compartir nos enriquece. Siempre y cuando se respeten los nombres de los autores originales. Si son mis escritos originales irán lógicamente firmados con mi nombre.)