jueves, 26 de febrero de 2009

EVASIONES



EVASIONES
(Por Gina Martínez-Vargas Araníbar.)

Para dejar de pensar cruzo calles y me pierdo en laberintos, entro en librerías pretendiendo leer algo del autor y el argumento de los libros, acerco la nariz a las vidrieras de los escaparates, luego ando y ando hasta conseguir perderme un poco de mi misma, la evasión es la única ruta de los solitarios y aburridos, de los abandonados en los aeropuertos y los mudos compungidos, la ruta de los maniatados sin remedio.

Para no pensar, hago guiños a los niños en los parques y les sonrió con alguna carantoña, doy migajas piadosas a palomas y al quedarme con sus alas, miro al cielo y elevo una plegaria de altos vuelos; al aterrizar de nuevo, busco un libro de bolsillo y lo prosigo, sin saber y sin leer las historias de otros mundos.

Para no pensar, voy doblando las esquinas solitarias y ahuyentando despedidas, tomando cafés como dosis de ternura, voy mirando con deliberación las carteleras de los cines, persiguiendo cada uno de mis pasos en la transparencia mineral de las aceras, escapando de las celdas de barrotes que aprisionan.

Para no pensar, admiro los colores de las obras de Tiziano, mis ojos se recrean en su Noli me Tangere, para pasar a saludar a las damas de Rubens y luego dejar que me sobrecoja la melancolía de Caravaggio; al marcharme doy la mano para despedirme de su “Buenaventura“, con el paripé de los modales distinguidos, y salgo sin saber hacia donde proseguir la huida.

Para no pensar, bajo a los andenes presurosa, llevándome el paraguas de borrascas y las aguas de un abril mezquino, tomo los trenes de la tarde gris, oyendo en los audífonos del mp3 las canciones tristes de las ilusiones de junio, me persuado de estar lejos, de ir corriendo tras los árboles al pasar por la ventana, adelanto mi reloj del tiempo y dormito entre las encrucijadas de un enero, de los sueños rotos.

Para no pensar, voy leyendo los anuncios de neón de la ciudad festiva, me convierto en la voyeur outsider de la noche, bloqueo a mi memoria que amenaza sin tregua con sus oscuros insiders, me quedo en las esquinas de los quioscos de los diarios, como si leyera o esperara a alguien, para descubrir que la tautología de la soledad me puede...Siempre me estoy yendo,... para no pensar.

Barcelona, 02 de marzo de 2008.